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lunedì 14 aprile 2014

El trabajo cooperativo en mi aula

Siempre  me ha costado distinguir entre trabajo cooperativo y trabajo colaborativo. Por lo visto no es lo mismo, hay pequeños matices que diferencian estas dos metodologías didácticas. La cooperación es que cada grupo hace una parte de un producto final, la colaboración es que todo el mundo colabora en todas las partes de un producto final. Yo creo que en mi clase uso más la colaboración que la cooperación, aunque en el aula de informática, cuando les propongo webquest o actividades de aprendizaje multimediales, sí que echo mano de la cooperación, más bien por la heterogeneidad de las competencias digitales de mis alumnos y también por la falta de tiempo, porque sé que no todo el mundo puede hacer todo. Así que cada grupo se encarga de una parte de la actividad. Siempre intento que al final los que han hecho una cosa lean, opinen y comenten acerca del trabajo de los compañeros (bien por escrito, dejando un comentario en el blog) bien oralmente (también dejando comentarios grabados con el uso de Speakpipe). Aquí dejo constancia de una intervención oral de una alumna.


Debo confesar que la mayoría de las veces (un 80%) trabajan por parejas, y el restante 20% trabajan en grupos de al máximo 4 o 5 personas. El intercambio por parejas es casi exclusivamente oral (comprobación de resultados, intercambio de opiniones, vacíos informativos, role-play o entrevista, etc) aunque a veces tengan que colaborar para producir un texto escrito o para corregir entre ambos sus propias redacciones. Tratándose de enseñanza de idiomas, planteo la colaboración por pares para que interactúen usando la lengua objeto de estudio. Muchas veces la pareja es la que se sienta al lado, pero procuro que se turnen o se cambien de pareja para algunas actividades para desarrollar interacciones intergrupales. Normalmente el trabajo individual es anterior al trabajo en grupo.
Cuando propongo actividades de grupos suelo hacerlo desde la competitividad (dos grupos enfrentados por ejemplo para preparar un debate: a favor o en contra del matrimonio) y de manera heterogénea. Cada grupo se organiza para recoger cuantos más argumentos a su favor, siempre para desarrollar las habilidades argumentativas. Cuando preparo grupos para las actividades en el aula de ordenadores, sin embargo, suelo poner el que menos sabe con alguien que domina la informática para que se complementen y se ayuden.
Hasta aquí he reflexionado sobre mi propia metodología. Ahora reflexionaré sobre los factores que potencian la práctica cooperativa o la dificultan en mi aula y en mi centro.
El hecho de que mis alumnos sean adultos y vengan a clase sólo dos días a la semana dificulta de entrada la interacción intergrupal e intragrupal. Apenas se conocen y no tendrían tiempo de verse fuera del aula para llevar a cabo trabajos de investigación o profundización cultural cooperativa. Existen las nuevas tecnologías, me diréis. Efectivamente es lo que hago, proponerles actividades cooperativas en el blog (escritura de un cuento o una reseña colectiva) o con google drive, pero algunas actividades han tenido más éxito que otras. Los resultados son dispares.
Funcionan mejor las actividades prácticas en las que "hacemos" algo en clase (pasta, pizza, tiramisú, jabón). Cada cual se responsabiliza de traer ingredientes y utensilios, de investigar previamente sobre el tema, de recoger evidencias visuales de la actividad y de hacer un video final.
Por lo que concierne la evaluación, debo decir que evaluar la competencia comunicativa y lingüística de un grupo me resulta bastante difícil. Es más fácil y viable evaluar el resultado concreto junto al proceso en cuanto a colaboración, interacción, participación y dinámicas de grupo que se han puesto en práctica para alcanzar dicho resultado. En realidad hay que separar y luego complementar los criterios de evaluación, unos son individuales (competencias comunicativas) y otros pueden ser colectivos (competencia estratégicas, pragmáticas, aprender a aprender).
La creación de grupos requiere de tiempo y de logística  (influye incluso la disposición de la clase, de las sillas, la amplitud o no del aula) de los que a menudo no se dispone.
En una EOI hay mucho absentismo (no es una etapa obligatoria) y la falta de constancia dificulta muchas veces la puesta en marcha de trabajos cooperativos.


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